jueves, 22 de septiembre de 2005

Raúl lidera a un Madrid que ya exhibe su verdadera cara

Había tantas ganas que éstas superaron todas las adversidades. Del autogol de Woodgate, que hizo renacer los peores fantasmas, surgió un Madrid brillante, que apabulló a un buen rival tras una sensacional segunda parte. Robinho, con su primer gol de blanco, y Raúl, quintaesencia del gran capitán, lideraron con sus goles y juego a un equipo conjurado para recuperar la senda del espectáculo. Lo logró, y llegó la comunión con un público que al fin vio la verdadera cara de su equipo.

Es curioso, pero los primeros aplausos de la noche se los había llevado Woodgate. Se los tenían guardados. La afición tenía ganas de premiar la capacidad de sacrificio y el espíritu de superación de este excelente futbolista, perseguido por la mala suerte. Y Woody cumplió en su debut oficial, a pesar del autogol, del que el Bernabéu le ayudó a levantarse con nuevos aplausos. Ganó todas por alto y cogió bien el sitio junto a Pavón (pareja inédita), frenando al único islote que situó en punta Mendilibar: al internacional Etxeberría.
La guerra táctica se libraba en el centro del campo, superpoblado de jugadores vascos. El Madrid salió con ganas pero sin perder la calma. Con Beckham y Robinho abiertos a las bandas, y tocando y buscando pases al hueco, fabricó cuatro ocasiones de gol en los primeros quince minutos: Robinho, con un tiro al palo tras taconazo de Raúl (7’) y Ronaldo (13’), con un disparo que rozó el larguero, tuvieron las más claras.

Los primeros pitos de la noche se los llevó el árbitro. La afición, que anda con la mosca tras la oreja y no es ajena a los errores de apreciación y de reglamento que le han costado dos derrotas a los blancos, criticaron con razón dos fueras de juego que no eran, cuando Ronaldo y Robinho ya estaban frente a Aranzubía. El contragolpe, la mejor arma para romper la muralla rojinegra, perdía su sentido con decisiones como éstas. De ello se beneficiaba el Athletic, que encontró petróleo en su primer ¿tiro? a puerta y después, con sabio oficio, se dedicó a excavar en la moral de los blancos, debilitada por otro mazazo.
De ahí al descanso, Raúl, en un adelanto de lo que estaba por llegar, intentó levantar al equipo y tiró del carro. Suyas fueron las dos ocasiones siguientes, con un cabezazo que se marchó alto y con una preciosa vaselina desde cuarenta metros que casi sorprende a Aranzubía. Woodgate también lo intentó, pero su remate a la salida de un corner rozó el palo. Hasta en eso tuvo mala suerte.

Sale Guti, cambia la caraEs evidente que el Madrid añora la magia de Zidane, dos semanas ya ausente, pero la recuperó en gran medida con la presencia de Guti. El canterano sustituyó a Gravesen en el descanso y cambió la cara del equipo. Desde el arranque metió al Athletic en su área y el miedo en el cuerpo del portero, con dos primeros sustos a disparos lejanos de Roberto Carlos y Robinho.
Se mascaba el gol, que llegó en un cabezazo de la perla del Santos. Su primer gol en Liga fue la espoleta que necesitaba el Bernabéu para incendiarse. Rugió hasta atemorizar a los leones, que vivieron a partir de entonces sus primeros momentos. El balón sólo tenía un dueño. Ronaldo tuvo el segundo en sus botas, pero Aranzubía le salvó el mano a mano.

Ronnie, que celebraba su 29 cumpleaños y quería su gol número 100 con el Madrid como regalo. Pero fue generoso, y antes de intentarlo prefirió regalarle a Raúl el tanto que daba la vuelta al partido. El Madrid había dado la vuelta al partido y ya era una máquina a prueba de adversidades. De nada le valió al Athletic la rigurosa expulsión de Woodgate (que en su retirada se llevó la mejor ovación de la noche), porque al instante apareció Raúl para marcar un tanto racial, de casta, del líder que lleva dentro.

El Athletic, hasta entonces muy serio, perdió los papeles y entró en un recital de faltas no todas sancionadas con tarjetas. El Madrid jugaba en inferioridad, pero era superior en todo. De ahí hasta el final el Bernabéu fue una fiesta dedicada a premiar a sus héroes. Como Robinho, Guti, Roberto Carlos, Beckham... Y como Raúl, el líder que una vez más demostró que está hecho de otra pasta.

Así se consumó la segunda victoria de la temporada. Un triunfo que permite remontar muchos puntos en la tabla y que debe tener efectos balsámicos. Pasó lo peor, ahora vendrán nuevos vientos. Ahora toca disfrutar.

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