martes, 1 de noviembre de 2005

0-2: Los octavos ya esperan a un sólido Madrid

En una primera parte seria, completa en todos los aspectos, y que se cerró con los tantos de Dorsin –en propia meta- y Guti, el Real Madrid confirmó su pase a los octavos de final –gracias al triunfo del Lyon en Atenas- cuando restan dos jornadas para que concluya la fase de grupo. No se acusaron las bajas y Luxemburgo movió con sabiduría las piezas que tenia a su disposición. Dentro de tres semanas, en el Bernabéu, el Olympique Lyonnais será el obstáculo a superar para lograr el primer puesto.


La reválida para el Real Madrid era complicada en Noruega porque las bajas, una vez más eran notables, y la condiciones del terreno de juego, no propiciaban el lucimiento de los madridistas. El Rosenborg no tenía conejos en la chistera, no era una caja de sorpresas para Luxemburgo, conocía sus limitaciones, pero las iba a emplear al máximo. Desde el inicio situó la defensa en el centro del campo, y presionó a un centro del campo inédito –Ramos y Diogo-, complicando la circulación del balón. Un centro envenenado de Braaten demostraba que los noruegos no estaban por la labor de colaborar con su rival.

Nadie quería pensar en el Lyon, pero el tanto de Olympiacos propició intercambio de sonrisas en el banquillo del Madrid, que vivía tranquilo porque, con Raúl, Beckham y Guti dominando el balón, el peligro estaba lejos de Casillas. Se habían apaciguado los ánimos escandinavos y el inglés se encargaba de avisar a Jonhsen. El público del coqueto Lerkendal Stadion empezaba a mirar con desconfianza cada acercamiento del cuadro español. Se presagiaba que ese dominio iba a fructificar en algún momento. Mucha culpa del descenso en la presión del Rosenborg tuvo Sergio Ramos, que multiplicándose en el centro del campo, contagiaba a sus compañeros para presionar y amilanar a un adversario venido a menos.

Eléctrico RobinhoSi en Sevilla se encargó de abrir el marcador, en Trondheim se encargó de volver loco a la zaga noruega. Recogiendo un magnífico pase al hueco de Guti, el ‘10’ quebró y vio el desmarque de Raúl, que no llegó porque Johsen desvío el balón con la yema de sus dedos, lástima –para el Rosenborg- que el rechace lo empujara Dorsin a la red (26´). La acumulación de partidos y la timidez local invitó a los madridistas a tomarse un pequeño respiro. A balón parado era la única manera de que Casillas entrara en calor, porque entre Woodgate y Pavón se encargaban de desbaratas cualquier atisbo de peligro.Un disparo de Storflor y un saque de esquina complicado que salvó Iker, sirvieron al Real Madrid para decir basta. La victoria no debía peligrar porque además, el Lyon había remontado en Atenas y había que jugarse el primer puesto con los franceses en el Bernabéu. Con el pase en el bolsillo, Beckham enganchó un balón en la medular, corrió en perpendicular, encontró a Robinho, y éste, tras intentar disparar, contempló como Guti batía por segunda vez a Jonhsen (41´). Adiós al Rosenborg y bienvenidos a los octavos de final. Fue entonces cuando Luxemburgo pensó en dosificar a sus hombres. Salgado, que había arriesgado saliendo en el once, dejó su lugar tras el descanso a Álvaro Mejía.

Parecía que el autor del segundo tanto en el Ruiz de Lopera iba a ocupar la posición del gallego, pero no fue así, hasta la derecha se desplazó Diogo, dejando su plaza en el medio a Mejía. Aunque la reanudación, de no ser por Casillas, pudo comenzar de manera trágica. Frode Jonhsen, con un cabezazo espectacular, obligaba al portero a la mejor intervención de la noche. Eran los minutos menos lúcidos del Madrid, que tenía en Iker a su guardián inquebrantable, pero que podía abrir más la brecha en cualquier momento, porque Guti siempre tenía en el horizonte a un Robinho con ganas de engrandecer su nombre en la Liga de Campeones.

El Rosenborg estaba diciendo adiós a su participación en Europa, y echó el resto para coger aire, pero le era insuficiente porque el centro del campo madridista le frenaba con solvencia. Rechaces, balones al área y pelotazos de su portero eran los únicos argumentos de los nórdicos que acudían sin piedad al tobillo de Robinho cuando controlaba el cuero en su mitad de campo. La mayor posesión de balón no significó nada más para un Real Madrid que, a falta de dos jornadas, ha confirmado su presencia entre los dieciséis mejores de Europa, y ahora sólo queda, dentro de tres semanas, pelearle al Olympique el primer puesto.

No hay comentarios.: